El retraso de una subvención impide a unos vecinos de la Macarena usar el elevador que están pagando y que lleva instalado en el bloque casi un año
Nunca estuvieron tan cerca… y a la vez tan lejos. La historia de estos vecinos de la Macarena es digna de una película de Berlanga. Su bloque es uno de esos tantos que se construyeron hace cuarenta años para dar respuesta a la creciente demanda de viviendas que generaron entonces familias jóvenes que vinieron a trabajar a la capital o que emprendieron un nueva vida lejos de las casas de vecinos de la intramuralla donde se habían criado. Han pasado los años y aquellos hogares se han convertido en «pisos cárceles» en los que los escalones impiden lo que no han podido los achaques de la edad. Después de muchas vicisitudes, la comunidad de vecinos de la calle Orquídea, números 49-51-53-55, en el entorno de la barriada de Pío XII, solicitó el año pasado una subvención municipal para embarcarse en el proyecto de instalar un ascensor en el edificio. Su petición fue aprobada con una cuantía de 17.000 euros. El resto hasta los 45.000 presupuestados para la obra corría a cargo de los propietarios. Para hacer frente, la comunidad se metió en un préstamo, por el que los residentes están pagando cuotas mensuales a la entidad bancaria. Con estas primeras aportaciones económicas dieron comienzo las obras en primavera del año pasado, terminando en verano con la colocación del sistema del elevador. Los vecinos cuentan además que desde un principio se les informó de que la ayuda pública se haría «con cargo a los presupuestos municipales de 2017». Hasta ahí todo bien. Sin embargo, fueron pasando los meses pero el ascensor sigue sin dar ni un viaje. «Desde la empresa instaladora nos dicen que no se activará hasta que se abone el dinero previsto por parte de la administración», comentan indignados. Y es que la peor parte se la llevan los propios vecinos. En su mayoría, son personas mayores con problemas de movilidad que no pueden salir a la calle ni ir al médico. «Hay una señora de 92 años que lleva más de cinco sin bajar. Solo lo puede hacer sentada en una silla y ayudada por varias personas. Así lo ha tenido que hacer en las dos veces que ha ido al hospital Macarena. Es una pena. Está condenada a no salir del piso», señalan desesperados los residentes. En la segunda planta, explican, hay «una vecina de 83 años con cardiopatía que tiene problemas para subir las escaleras» y, en la cuarta planta, una joven con asma… «cuando hay un ascensor instalado que estamos pagando con mucho esfuerzo». Hace unos días han expuesto su problema al whatsapp de denuncia de este periódico. «Si los presupuestos están aprobados y ratificados, por qué no se hace ya efectiva la subvención». Temen que el año en desuso termine dañando el mecanismo del elevador. Desde el Ayuntamiento se aclara que «queda poco» una vez aprobado definitivamente el presupuesto, pues «está pendiente de fiscalización en intervención». Pero los trámites están agotando la paciencia de los vecinos.
Fuente: elcorreoweb.es
Imagen: elcorreoweb.es28
Autor: Manuel J. Fernandez
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