Si en septiembre de 2012 dijimos adiós definitivamente a las bombillas incandescentes, 133 años después de que Thomas Edison, en 1879, comercializara la primera, ahora es el turno de despedirnos de los ineficientes focos halógenos.
A partir de mañana dejarán de comercializarse estos dispositivos, aunque lo cierto es que las tiendas podrán seguir vendiéndolos hasta que se agote el stock. Pero sólo serán los focos ya que, según informó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las bombillas halógenas se podrán vender hasta 2018.
La Unión Europea (UE), con su retirada del mercado, pretende seguir avanzando en su plan de diseño ecológico para las lámparas de uso doméstico y así conseguir una mayor eficiencia energética. El objetivo del Plan de Eficiencia Energética que aprobó la UE en 2011 es conseguir un abastecimiento de energía sostenible y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), grandes culpables del cambio climático.
Con esta medida también persigue reducir la necesidad de importación de estos combustibles desde fuera de la UE, pues los países pertenecientes poseen escasos recursos autóctonos y la dependencia energética es elevada (54%). Además, también desea mejorar la seguridad del suministro y fomentar la competitividad de las economías europeas.
Para Rodrigo Irurzun, coordinador de energía y cambio climático de Ecologistas en Acción, se trata de una «buena medida» pues gran parte de la electricidad que consumen se transforma en calor (50%) y no en luz. Por lo tanto, esta decisión supone «un gran ahorro económico, una menor emisión de dióxido de carbono, además de una menor pérdida de electricidad y un sistema mucho más eficiente», señala Irurzun a EL MUNDO.
Pero el coordinador de la organización ecologista asegura que «se tendría que haber empezado antes y que se podría avanzar mucho más rápido». Además, añade que sería necesario poner en marcha una campaña de vigilancia e información, pues «de nada vale instaurar esta norma si se siguen fabricando y vendiendo y nadie hace nada».
Las alternativas disponibles
Queda claro que el fin último de la nueva normativa es introducir en el mercado las nuevas tecnologías de la iluminación y si las lámparas incandescentes y los focos halógenos ya son historia, ¿cuáles son ahora las opciones disponibles para iluminar nuestros hogares? Existen tres alternativas: halógenas, de bajo consumo o LED, siendo estas dos últimas las más eficientes con un ahorro de hasta el 80% de electricidad.
Hasta 2012 solíamos utilizar las bombillas incandescentes de 60W, mientras que el LED (diodo emisor de luz) puede producir la misma electricidad con tan sólo 10W. La principal diferencia es que la bombilla de Edison costaba alrededor de 2 euros, mientras que la de tecnología LED, de media, cuesta 10. Los consumidores pueden pensar que esos 8 euros de diferencia son demasiados, pero desconocen que «el ahorro que se consigue en la factura de la luz utilizando LEDs es considerable», afirma José Manuel Martínez, técnico especialista en iluminación y montaje de León Leds. El ahorro obtenido utilizando estos diodos se debe a que estamos ante una luz mucho más homogénea y con una menor temperatura, por lo que «el 98% de la energía que emite es luz y no calor«, añade Martínez.
Otra de las ventajas es la vida útil que puede llegar a tener un dispositivo de LED, con hasta «más de 30.000 horas de duración frente a las menos de 9.000 de una bombilla estándar», afirma el especialista en LED.
El LED, mejor que el fluorescente
La gran diferencia entre lámparas fluorescentes compactas o de bajo consumo y los dispositivos LED es que las primeras contienen entre 3 y 6 miligramos de mercurio, un elemento químico muy contaminante para el medio ambiente que requiere ser entregado en puntos especiales para su reciclaje. La mayoría de la gente lo desconoce y tira estas bombillas en cualquier papelera por lo que «es imprescindible que se lleve a cabo una campaña de vigilancia y de reciclaje y concienciar a la gente de que las bombillas de bajo consumo requieren un tratamiento mucho más delicado», advierte Irurzun.
Otra particularidad es que los LEDs tienen un arranque instantáneo, mientras que las bombillas de bajo consumo tardan en calentar, es decir, en emitir el 100% de la luz.
Una recomendación a tener en cuenta por parte del especialista contactado por EL MUNDO es que los consumidores que deseen adquirir dispositivos LED se asesoren en tiendas especializadas para evitar malas experiencias. Existen muchos productos que llegan de Asia que utilizan componentes de baja calidad que provocan que la vida útil del LED disminuya, así que «elegir una marca de calidad es imprescindible», apuntala Martínez.
Fuente: elmundo.es
Autor: BÁRBARA A. UGIDOS
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