Si coincides con un desconocido en el ascensor, tu conversación se puede reducir a:

– ¿A qué piso vas?
– Al tercero
– Hasta luego
– Adiós

Pero si es un vecino con el que subes, puedes encontrarte con una miscelánea de conversaciones muy distintas. El vecino es un animal de costumbres y acostumbrará a darte siempre el mismo tipo de conversación. Dependiendo del tipo de conversación de cada vecino, los podemos clasificar en:

1. El hombre del tiempo: es el “Montesdeoca” de la comunidad y, seamos sinceros… todos hemos sido alguna vez hombres del tiempo en un ascensor ¿a qué sí? Es un tema de conversación atemporal, incombustible como los Rolling Stones, ¡no tiene rival! Haga frío, haga calor o ni frío ni calor, el tiempo es un auténtico comodín en las conversaciones de ascensor. Es un tema muy socorrido, un auténtico “rompe hielos” que nos salvará de los incómodos silencios hasta llegar a nuestra planta.

2. El interrogador: este vecino ha recibido adiestramiento en Guantánamo: ¿no tienes novia? ¿y la familia, qué tal la familia? ¿no te vas de vacaciones? ¿y las notas, qué tal las notas? Te arrincona en el ascensor y en modo ráfaga dispara 300 preguntas por minuto, tu única salida es responder como si estuvieses en el “rosco” final de Pasapalabra.

3. El obvio: este vecino no puede ser considerado una “especie” propia, es una variante del interrogador. Te hará preguntas del tipo: ¿qué vienes, de la compra? (cuando te vea con las bolsas de Hiper Usera en la mano) o ¿qué, de viaje? (cuando te vea salir con las maletas).

4. El achaques: una sencilla pregunta de cortesía como ¿qué tal? puede “activar” el discurso de este vecino. En ocasiones, ni siquiera es necesario preguntar para recibir el parte médico: “me han operado de la cadera y…”, “tengo un cólico nefrítico”.  Estas conversaciones se sabe cuándo empiezan pero no cuándo acaban. Si el vecino se baja antes que tú, es muy posible que te retenga un buen rato con la puerta del ascensor abierta hasta que termine de contarte todos sus males y experiencias en la consulta del médico.

5. El vecino bucle: su charla es breve pero infinita: “hay que ver cómo ha cambiado el barrio, antes todo esto era campo… hay que ver cómo ha cambiado el barrio, antes todo esto era campo…” y así “n” veces. En ocasiones, te despides del vecino, cierras la puerta del ascensor pero sigues escuchando a lo lejos: “hay que ver cómo ha cambiado el barrio, antes todo esto era campo…”.

6. El informador: es la evolución de la maruja de toda la vida, este vecino lo sabe todo sobre la comunidad y el barrio, no se le escapa un detalle y te lo va a contar: “el del segundo está haciendo reformas, el del primero lleva dos meses sin pagar la comunidad, el nuevo trabaja en Hacienda, ha abierto un nuevo chino…”. Está al día de todo chisme o cotilleo sobre la finca y su entorno y arde en deseos de contarlo.

7. El vecino enfadado: más que una conversación es una alocución. Estos vecinos siempre están enfadados, ¡siempre! y se quejan por todo: por la limpieza del portal, por la publicidad en los buzones, porque la llave no abre bien… a veces sus palabras van acompañadas de gruñidos y bufidos y en ningún caso ofrecen oportunidad de réplica.

8. El batallitas: en toda comunidad de propietarios existe el vecino “cuenta cuentos”, su modus operandi es similar al vecino achaques, pero su temática es mucho más amplia, no es un “brasas vertical” como el achaques que está especializado en salud. Su abanico de anécdotas abarca desde su infancia hasta su última experiencia al bajar la basura en el día de ayer y ver a uno con muy malas pintas en el portal.

9. El vecino escáner: te mirará de arriba abajo al entrar en el ascensor para inmediatamente después soltar un: “estás más gordo”. Si vas con niños, tras su minucioso análisis a los menores, exclamará: “qué mayores están”. Da igual que los haya visto ayer o que el niño tenga problemas de crecimiento, el vecino siempre quedará desconcertado por lo mayores que están.

10. El mudo: este vecino no te dará ni los buenos días. Fijará su mirada de acero en un punto del ascensor, bien en el suelo, en la puerta o en los botones y aguantará la respiración hasta llegar a su piso.

No están todos los que son. Existen más ejemplares de vecinos que los mencionados, la variedad es muy amplia, pero estos son los más comunes. Los puedes encontrar, sin excepción, en cualquier comunidad.

Fuente: prevent.es

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