Los administradores de fincas conciencian a los propietarios sobre la necesidad de dotar de seguridad a cada colectivo y proteger las viviendas individuales
«En la seguridad de las viviendas hay que ser el mejor». Es un axioma que desde el Cuerpo Nacional de Policía, con la complicidad del Colegio de Administradores de Fincas (CAF), se pretende inculcar a las comunidades de propietarios para concienciar de la necesidad de dotar a sus recintos y edificios de seguridad, además de entender el robo en una vivienda individual como una agresión a todo el colectivo.
Robos con fuerza en fincas, urbanizaciones, domicilios y trasteros. Un amplio abanico de opciones que centró la conferencia ofrecida hace unos días, en el seno de la II Feria de Comunidades del parque García Sanabria, en Santa Cruz, por la inspectora de policía María de los Reyes Fernández Rodríguez. Durante su intervención puso de relieve la falta de medidas protectoras de la población.
«Solo cuando las personas sufren el robo se dan cuenta de la importancia de la prevención», dijo, y advirtió que esto no es lo peor, sino que las víctimas sufren una inestabilidad emocional durante tiempo». Describió asimismo que el 90 por ciento de las víctimas son anónimas en el sentido de que no ha habido elección, sino lo que se busca es la vulnerabilidad, y la poca resistencia al ataque. Lo que quiere el delincuente es rapidez y no ser detenido.
La experta valoró que los robos en la isla se producen tanto en viviendas como en residencias unifamiliares. Fernández aclaró que el tiempo medio que necesita un delincuente son veinte minutos y en apenas tres abre una puerta en el 70 % de las viviendas de Tenerife -fractura de bombín, apalancamiento y resbalón- «porque ante la falta de medidas de seguridad no necesitan especialización». No obstante, aclaró que aunque durante la crisis hubo un alza de estos delitos «a partir de 2017 están bajando según las estadísticas».
En cuanto a las medidas de seguridad, la experta enumeró en este foro «las de prevención de tipo individual, como dar la impresión siempre de que la vivienda está habitada, y en el caso de las comunidades ser el mejor observando las medidas que han adoptado los edificios vecinos porque los delincuentes siempre van a elegir el inmueble más vulnerable».
La inspectora subrayó: «La cifra de medidas de seguridad en la isla sufrió un incremento en años de la crisis por la falta de medidas de prevención. Por ejemplo se deja de invertir en seguridad en puertas y cerraduras tanto por los promotores inmobiliarios como por los particulares y también falta dotación policial».
No obstante, añade, «desde 2017 los datos indican que van disminuyendo, porque nos estamos concienciando, porque hay más efectivos policía y guardia civil y porque los delincuentes están en prisión».
Detalló Fernández que «el robo en Canarias se da en pisos y viviendas unifamiliares por igual, a diferencia de la península. Entre semana, en horario laboral, de las 10 a las 13:00. Solo hacen falta 20 minutos para robar. Abrir la puerta lleva 3 en el 70% de las puertas de Tenerife. No son especialistas porque no hay medidas de seguridad con edificaciones antiguas y sin inversión disuasora».
Más detalle en el foco: «Los delincuentes son autóctonos, salvo grupos itinerantes rumanos que actúan de octubre a marzo. Luego son canarios, no profesionales, que aprovechan el descuido, la baja prevención y el exceso de confianza de la población. La mayoría de las víctimas son anónimas, no hay vigilancia previa. Lo que se busca es la vulnerabilidad para el ataque, el robo sencillo y sin riesgos. Lo que quiere el delincuente es no ser detenido, no le importa la cantidad. No jugamos en la champion, sino en una liguilla local».
Explicó Fernández que «las fuerzas de seguridad del Estado no pueden estar en todos los lados, y no hay cámaras, ni testigos, o no quieren colaborar, ni tiempo para cogerlos in fraganti». Concluyó con mediadas preventivas pero hizo hincapié en una: «No desactivar la electricidad cuando nos vamos de vacaciones; que el interfono del portero automático no funcione da una señal de que no hay nadie en la casa».
En octubre de 2018, los colegios de administradores de fincas de Santa Cruz y Las Palmas rubricaron un convenio con el Instituto Canario de Igualdad (ICI) para colaborar en la detección y prevención de situaciones de violencia de género en las comunidades de propietarios. Los administradores de fincas están «comprometidos en una campaña para la detección, sensibilización y denuncia de los posibles casos de violencia de género que puedan detectar vecinos y vecinas». Esta colaboración con el ICI incluye la formación de los colegiados para conocer en qué consiste la violencia de género, detectarla y saber cómo actuar «. Asimismo, «para ayudar a prevenir y a concienciar a la vecindad sobre la tolerancia cero y, en su caso, sobre la denuncia de los casos de los que puedan tener conocimiento y sobre la colaboración y apoyo a las víctimas». De esto versó la conferencia, en el marco de la II Feria de Comunidades de Propietarios, que impartió la coordinadora del Dispositivo de Emergencia para Mujeres Agredidas (DEMA) de Tenerife, jurista y administradora de fincas, María José Pestano, quien centró su intervención en el apoyo y los recursos disponibles para que las víctimas puedan salir del círculo de la violencia de género. Pestano insistió en la importancia de «llamar al 112 si se aprecia que puede estar ocurriendo un delito en una vivienda. Aunque la víctima pueda silenciarla, siempre se suele escuchar algo (gritos, lloros de niños, etc.)». Los hogares «deben dejar de ser el lugar donde se maltrate a las mujeres y a sus hijos por quienes la justifican o miran hacia otro lado por considerarlo un asunto privado», concluyó.
II Feria de Comunidades
El parque García Sanabria acogió, dentro de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz, la II Feria de Comunidades, evento organizado por el CAF tinerfeño y dirigido a toda la ciudadanía. La feria repitió el formato de la primera edición con una treintena de empresas especializadas, representadas en otras tantas casetas, para informar de sus productos y servicios a las comunidades. El otro gran eje fueron las charlas sobre asuntos de interés que suscita la gestión y la convivencia en una comunidad de propietarios. Los administradores de fincas colegiados pretendían acercar la profesión a la sociedad, así como poner de relieve la múltiple actividad y los conocimientos que requiere hoy en día gestionar una comunidad. Otro objetivo era dar a conocer lo que afecta a propietarios y vecinos: accesibilidad, conflictos vecinales, seguridad, conservación y mantenimiento de los inmuebles, seguros, prevención de la violencia de género, acceso a subvenciones…
Fuente: eldia.es
Autor: José D. Méndez | S/ C De Tenerife
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