Los aforos seguirán marcando el verano en muchas comunidades de propietarios, aunque otras eliminan el control de acceso
Aprieta el calor y muchas comunidades de propietarios están a punto de abrir sus piscinas. Este verano será distinto al pasado, entre otras cosas porque tienen la experiencia de la fase más crítica de la pandemia y la incertidumbre no será la tónica dominante. Aun así, los vecinos van a tener que seguir esperando turno para darse un chapuzón. Se repiten los límites a los aforos.
Las comunidades autónomas han sido previsoras y desde hace semanas tienen publicadas las normas que afectan a la apertura, el uso y mantenimiento de las piscinas comunitarias. Disposiciones que, aunque son distintas para cada región, apuntan a una mayor relajación de las medidas.
Sin embargo, este galimatías normativo no encuentra consenso en uno de los aspectos que suscitaron una mayor controversia entre los vecinos en 2020: el aforo permitido. Mientras que la Comunidad de Madrid ha establecido un 60%, en otras regiones, como Castilla-La Mancha, se amplía al 75%. Andalucía o Castilla y León, en cambio, lo han fijado en función del nivel de alerta sanitaria, pudiendo incluso existir un aforo del 100%.
Estas restricciones obligarán nuevamente a las comunidades a limitar el acceso al recinto de la piscina a través de sistemas de control. Si en la pasada temporada se intensificó el uso de aplicaciones digitales, “este verano seguiremos viendo este tipo de soluciones, que hacen más fácil la gestión de la piscina y la acercan al titular”, opina Agustí Ferrer, director gerente de la Asociación Española de Profesionales del Sector Piscinas (Asofap). Según el Barómetro Sectorial de la Piscina en España 2020, elaborado por esta patronal, existe una tendencia a la digitalización de las piscinas. Lo evidencia la apuesta firme por productos como la electrólisis salina y los sistemas automáticos de dosificación y control, que fueron algunos de los artículos más demandados el pasado año.
La empresa especializada en seguridad Prevent Security Systems confirma este aumento de la demanda, sobre todo de sistemas de control de accesos y aforo. “Este año, las medidas se han anunciado con mucho más tiempo, por lo que las comunidades tienen más posibilidades de barajar soluciones que les permitan disfrutar de las piscinas de forma segura”, comenta Gricell Garrido, directora general de Prevent. Los precios de estas soluciones oscilan entre los 1.000 y 2.500 euros, a los que habría que sumar la compra de los dispositivos de proximidad personalizados (tarjeta, llavero, pulsera…) para los usuarios autorizados a acceder al recinto. Según Prevent, para una comunidad tipo de 50 viviendas, adoptar estas medidas de control de acceso puede representar una cuota de casi 24 euros al mes por vecino.
Muchas comunidades de propietarios ya hicieron estos desembolsos el pasado año, por lo que verán reducidos sus costes de apertura esta temporada. Sobre todo, si no hay restricciones de entrada a las instalaciones. Por ejemplo, en la provincia de Málaga, que se encuentra en nivel 1 y 2 de alerta, y por tanto, ya no hay límite de aforo para las piscinas al aire libre, las comunidades con este tipo de instalaciones, se ahorrarán de media entre 2.800 y 4.500 euros mensuales, calcula el Colegio de Administradores de Fincas de Málaga y Melilla. “Esta reducción en los costes se debe a que ya no será necesario contratar a controladores ni establecer otros sistemas de acceso para controlar el aforo”, explica su presidente Manuel Jiménez.
Distinto es el caso de Madrid, donde “la única diferencia notable es el aforo (se ha pasado de un 50% a un 60%), que no implica gran variación de costes”, estima Isabel Bajo, presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid).
En cuanto a la limpieza y mantenimiento, no habrá grandes rebajas de costes, “ya que la regulación respecto al tratamiento del agua, la limpieza o la desinfección es prácticamente igual”, señalan en el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas de España.
Desde Asofap piden a las autoridades sanitarias avanzar en la unidad de criterios en cuanto a la piscina. “Si todas las comunidades autónomas tuvieran la misma legislación, las empresas del sector tendrían más fácil su desarrollo en el territorio nacional”, remarca Ferrer.
La piscina volverá a ser el elemento estrella y de discordia este verano. También en el caso de las desmontables. Los datos que maneja el portal Habitissimo son claros: este año se ha registrado un aumento del 7% en la petición de instalación de piscinas en comparación con los datos de 2019, y un 20,3% menos que en 2020. Un descenso que, justifica esta plataforma, es debido a la gran demanda contenida que se registró en mayo de 2020, tras el confinamiento, y el temor de seguir con restricciones durante el verano.
Adelantar compras
También en Leroy Merlin han notado un fuerte incremento de solicitudes. “Los clientes han querido adelantar sus compras de piscinas, tanto elevadas como enterradas, para asegurarse que las tendrían para la temporada, evitando quedarse sin ellas y en previsión de una reducción de los desplazamientos en vacaciones por tema covid”, señala Inés Egea, jefa de producto Piscinas.
De enero a mayo, la cadena Leroy Merlin ha registrado un crecimiento de un 400% en relación con 2019 y un 50% con respecto a 2020. Si hablamos únicamente de las piscinas elevadas o desmontables, el incremento es mayor: un 1.500% en relación con 2020 y un 900% frente a 2019.
El aprovechamiento del espacio y su precio siguen siendo las mayores ventajas de las piscinas desmontables. Mientras que el coste medio de construir una piscina se sitúa entre los 10.000 y los 19.000 euros, más el precio de la licencia de obras (1.000 euros) y el proyecto de construcción (unos 800 euros), el coste de una piscina desmontable se sitúa entre los 300 y los 3.000 euros, sin necesidad de licencia de obra ni proyecto, apuntan desde Habitissimo.
La proliferación de piscinas desmontables en las terrazas o cubiertas de los pisos en la temporada pasada puso en alerta a las comunidades de vecinos. Por eso, los expertos advierten del riesgo que para el resto de los vecinos supone su instalación, ya que el edificio no está diseñado para que el forjado soporte el peso de este tipo de piscinas. “Antes de su instalación, es importante que el propietario encargue un estudio firmado por un técnico competente, además de proceder a la contratación de un seguro de responsabilidad civil que cubra posibles accidentes y daños”, aconsejan en CAFMadrid.
El presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España, Alfredo Sanz, recuerda que únicamente se pueden poner piscinas de bebés (tienen una lámina de agua de entre 10 y 15 centímetros de altura), “ya que las terrazas prevén una sobrecarga de 200 kilos por metro cuadrado aproximadamente. Superarlo puede llevar a patologías de fachada y estructura”.
Fuente: elpais.com
Fuente imagen: elpais.com
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