La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a seis años y nueve meses de cárcel a un hombre acusado de disparar con una escopeta semiautomática y herir a un vecino desde la azotea de su vivienda en la localidad de Alcalá del Río, tras lo que lanzó una bombona de gas butano y numerosos ladrillos contra el tejado de la casa de la víctima.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial condena a Luis G.C. a seis años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa; a nueve meses de cárcel por un delito de tenencia ilícita de armas, y al pago de una multa de 2.700 euros por un delito de daños, así como al abono de una indemnización de 32.000 euros a la víctima. El tribunal considera probado que los hechos ocurrieron sobre las 00,00 horas del 25 de noviembre de 2010, cuando el acusado, mientras gritaba frases como ‘te voy a matar, hijo de puta’ o ‘si no es hoy será otro día, pero te tengo que matar’ y pese a carecer de licencia de armas, disparó al menos en cinco ocasiones contra la víctima desde la azotea de su vivienda, todo ello «con la intención de causarle la muerte» y utilizando una escopeta semiautomática del calibre 12 —cartuchos con perdigones—. El primero de los disparos, realizado desde una distancia aproximada de seis metros, alcanzó el brazo derecho del afectado, quien se refugió en su vivienda, donde también se encontraban su mujer y su hijo menor de edad, tras lo que el acusado lanzó una bombona de butano y numerosos ladrillos contra el tejado de la vivienda de la víctima, causando desperfectos por valor de 5.635 euros y cuya reparación, incluyendo IVA y licencia municipal de obras, ascendió a 6.949,30 euros. Posteriormente, el Juzgado de Instrucción número 1 de Sevilla autorizó la entrada y registro en el domicilio del imputado, hallándose en el techo de la vivienda contigua medianera con la casa objeto del registro cuatro cartuchos sin percutir, tres de los cuales presentaban idénticas características que los disparados por el procesado, si bien no se localizó el arma utilizada. La víctima ha tenido que ser sometida a una intervención quirúrgica para la extracción de perdigones en el brazo derecho, siendo posible que en el futuro requiera nuevas intervenciones con esa misma finalidad. La Audiencia dice que los hechos han resultado «inequívocamente» acreditados a través de la declaración de la víctima, quien aseguró en el juicio que mantiene enemistad con el acusado por motivo de otro procedimiento penal y que, dos horas antes de los hechos, mantuvieron una discusión en el marco de la cual empujó al acusado y lo tiró al suelo, tras lo que, posteriormente, el imputado empezó a dispararle desde la azotea con un arma de caza. Esta versión de los hechos fue corroborada por su mujer y su cuñada, así como por los guardias civiles que acudieron al lugar y que aseguraron que, al llegar, el acusado aún permanecía en la azotea insultando y amenazando al afectado, hallándose «muy nervioso» y tardando mucho tiempo en deponer su actitud, aunque finalmente les autorizó a entrar en su domicilio. Esta «demora» justificaría que en el registro practicado en su vivienda no se hallara arma alguna, «que evidentemente logró ocultar antes de franquear el acceso a los agentes», a lo que se suma que se hallaron residuos de disparo en la mano derecha, la sudadera y el pantalón del encausado. Rechaza la legítima defensa Frente a ello, el acusado dijo en el juicio que el incidente se produjo a causa de una deuda por droga, por lo que discutieron y la víctima lo tiró al suelo de una patada y le apuntó con una pistola, momento en el que el hermano del afectado llegó y disparó con una escopeta con la que hirió accidentalmente a su hermano. Aseguró también el imputado que, en el lugar, aparecieron también el padre y otro hermano de la víctima, quienes comenzaron a dispararle, por lo que entró en su casa y subió a la azotea, arrojando ladrillos y la bombona para defenderse, pero la Audiencia rechaza estos argumentos porque esta versión «carece de credibilidad» y «no es razonable». De este modo, considera que en este caso no concurre la eximente de legítima defensa planteada por el acusado, pues «ni ha quedado acreditada una previa agresión ilégitima por parte del fallecido, ni en caso hipotético de que hubiera existido era necesario repelerla disparando con una escopeta y arrojando ladrillos y una bombona de butano».
FUENTE: 20 MINUTOS

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