Puede que tu perro sea tu mejor amigo, pero quizá no el de tu vecino. Los animales de compañía son un frente de batalla clásico en las comunidades de propietarios. Tanto si tienes una mascota y alguna vez han llamado a tu puerta para quejarse de los ladrillos, como si es que vive en la planta de arriba el que tiene un can que corre pasillo arriba pasillo abajo de madrugada, estos consejos de pisos.com te ayudarán a tener más claros ciertos aspectos:
1 Un «regalo» inesperado. Uno de los problemas más comunes que se repiten en las comunidades es la presencia de excrementos de perros en las zonas comunes. Por supuesto, es responsabilidad del propietario evitar que su mascota haga sus necesidades en cualquier sitio, y si esto ocurriera, debe recogerlas de inmediato. Si no se cumple esta norma básica, se le notificará para que cese y, de no ser así, no quedará más remedio que acudir a la vía judicial.
2 En boca cerrada… El uso o no de bozal por parte de los perros cuando se encuentran dentro del edificio residencial es un tema que genera cierta controversia. Algunos expertos apuntan que solo es obligatorio en el caso de los perros potencialmente peligrosos, pero otros extienden su empleo a todas las razas. En caso de división de opiniones dentro de la comunidad, lo mejor es someterlo a votación en junta.
3 Sinfonía animal. Los ruidos producidos por los animales de compañía, ya sean ladridos de perros, maullidos de gatos o el canto de algunos pájaros, pueden crear un problema de convivencia vecinal. Ante esta posibilidad, hay que saber que provocar ruidos por encima de determinados decibelios supone una infracción administrativa. Así, cuando se supere el grado de lo soportable, puede ser considerada una actividad nociva, insalubre, peligrosa o ilícita.
4 ¿Ascensor o escaleras? Subir o bajar con un perro en un ascensor, sobre todo, si se pretende hacer acompañado de otro vecino, puede acarrear la negativa de este y generar una discusión. Lo cierto es que ninguna normativa legal impide que los perros utilicen los elevadores, pero lo más lógico es que el dueño del perro opte por no utilizarlo si se topa con un vecino alérgico o, simplemente, poco amigo de los canes, y lo haga posteriormente.
5 Una jungla en casa. Algunas personas conviven con varios animales bajo un mismo techo. Lo ideal sería que estos propietarios comprobaran si cumplen la normativa de la comunidad autónoma en la que residen en lo relativo al límite de animales cuya tenencia se permite en una única vivienda, puesto que el espacio debe reunir unas condiciones higiénico-sanitarias concretas con el fin de que las mascotas gocen del bienestar que merecen.
Fuente: abc.es
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