El mantenimiento del pasaje de la calle Santa María Micaela requiere de una obra urgente para acabar con las palomas urbanas que se han apropiado del armazón del edificio. El espacio entre las columnas y el techo es utilizado por estas aves como punto de anidación, lo que puede derivar en foco de infección. La reforma corre a cargo de la comunidad de vecinos, pero necesitan que el Ayuntamiento de Valencia les conceda una licencia de obras, a lo que llevan esperando más de un año. A este retraso se suma la falta de limpieza municipal dentro del pasaje y la baja intensidad del alumbrado, deberes del Consistorio, ya que se trata de una vía de uso público.
El corredor presenta excrementos acumulados en cornisas, paredes y suelo, así como en el entramado de farolas, usado por los animales como refugio. Los vecinos solicitan la prolongación de las columnas y la sustitución de la red lumínica para eliminar posibles recovecos y evitar daños en la estructura del edificio.
«Es una situación absolutamente insalubre, las obras son una cuestión de higiene y salud, no de estética», afirma Jaime, propietario de un inmueble de la finca afectada y hasta el año pasado presidente de una comunidad de residentes afectada.
«La limpieza es muy deficiente, los trabajadores municipales no pasan a diario por la vía y las máquinas lo hacen muy de tarde en tarde», afirma Jaime. Asimismo destaca que este abandono se produce desde que compró su piso «hace diez años».
Los residentes coinciden en que supone un riesgo para los menores que pasan constantemente por esta zona, situada en el corazón de La Petxina. El corredor comunica con el parque de la plaza Horticultor Corset y está rodeado por numerosos centros de enseñanza, desde guarderías hasta colegios de educación primaria y secundaria.
«El olor insoportable» que describen los viandantes no es el mayor problema que genera una zona de anidación de palomas urbanas. Estas pueden transmitir patologías como la salmonela o reacciones alérgicas.
Los especialistas apuntan que el contagio es difícil porque requiere un contacto directo, pero que los excrementos son una de las principales vías de transmisión. Esta especie, que se multiplica con gran rapidez, también corroe gravemente el mobiliario urbano.
Este caso es uno más de los retrasos que acumula el Ayuntamiento en materia de concesión de licencias. En los últimos meses, el sector de la construcción ha reclamado insistentemente la necesidad de desatascar la tramitación. La coyuntura supone consecuencias negativas para la ciudadanía y las empresas.
Otro trámite municipal falto de agilidad es la adjudicación de licencias de actividad. Más de un millar de bares, cafeterías y establecimientos de diversa índole llevan años abiertos pero todavía no se les ha concedido el permiso. Así lo aseguró a LAS PROVINCIAS la decana del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales y de Grado de Valencia, Angélica Gómez. La experta alerta del riesgo que suponen para las empresas «retrasos de dos o tres años».
Fuente: lasprovincias.es
Fuente imagen: lasprovincias.es
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